Escribo y luego borro. Hago con las letras lo que no puedo hacer con la vida...

martes, 19 de octubre de 2010

Amo el Yoga

El yoga se asocia con ejercicios de relajación y cuidado del cuerpo, suele estar ligado con la religión hindú. Es un método para aprender a vivir con mayor intensidad y alegría sin esfuerzo psicológico, ¡totalmente apegado a mi filosofía!

Me gustaría dar la etimología de esta práctica: viene del sánscrito “yug”=”unir” que literalmente significa “unión con la divinidad” no se trata de divinidad como un Dios si no la energía de cada persona, la energía lo invade todo.


Como diría Confucio: “Obrar es fácil, pensar es difícil; obrar según se piensa es aún más difícil” Solemos tener una infinidad de temores, pensamientos, deseos, sensaciones, emociones, Etc. Que nos desvían de lo que pasa a nuestro alrededor. 

En las mañanas cuando suena mi despertador anunciando que ya es hora de ir a clase de yoga mi cabeza da vueltas y vueltas pensando ¿iré? ¡Es muy temprano aún! ¡5 minutos más porfis! Pero se hace tarde y no es bueno llegar después del comienzo por aquello de las distracciones de concentración.

Llegó al salón, aquel olor a incienso que Gustavo suele poner, esa música con mezcla entre buen tono y voz aguda, ¡Wow! Entonces cuando detengo mi mente por un instante y logró la conexión con ese espacio donde todo lo que está a mi alrededor, todo lo superfluo, todo lo preocupante desaparece, todos los músculos, todo el estrés se desprende y por un momento la luz es mi centro, te vas abriendo paso hacia tu verdadero ser.

Hay varias partes del cuerpo donde se concentra mayor estrés, al hacer los estiramientos y las posiciones  conectándolas con la respiración vas sintiendo un cierto adormecimiento (al principio) el cual poco a poco te lleva a un disfrute pleno llevándose toda esa energía negativa que no queremos dentro de nosotros.


El yoga se concentra mucho en hacernos entender que “todos somos Uno, sin distinción, sin separación.  Diría Gandhi “Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles, si  me das fortuna no me quites la razón, si me das éxito, no me quites la humildad. Si me das humildad, no me quites la dignidad. Ayúdame a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo. Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza. Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar” 

Es de vital importancia que dejemos los prejuicios a un lado, los pensamientos negativos, las malas actitudes, los remordimientos, las envidias, las quejas; es algo difícil son emociones que suelen invadir a los seres humanos y aunque no queramos son también las más contagiosas. 

Para esto, otra cosa maravillosa que encuentro en el Yoga es el Prana el cual proviene de la palabra sánscrita “para” y de la raíz “an” que se refieren a “fuerza vital” la cual fluye a través del cuerpo y lo trasciende; en el hindú el prana es el principio universal de la fuerza generadora del universo, es energía indiferenciada, dinámica y vitalizante; es la fuerza por la cual se produce toda actividad en el cuerpo mediante la cual todos sus movimientos son posibles.

El prana penetra, envuelve y nutre nuestro cuerpo y alma, si éste se desequilibra se manifiestan malestares y enfermedades. Hay una técnica para controlarlo y se denomina pranayama la cual se refiere a esa conexión que platique anteriormente de los estiramientos y posiciones conectadas con la respiración, es necesario interrelacionar conscientemente la respiración con el control de la mente. Un ejemplo claro es que cuando nuestra mente se agita la respiración se ve afectada y solemos desequilibrarnos. Esto es otra cosa que el yoga me ha ido enseñando: “En los momentos de incertidumbre, tristeza, ira o estrés simplemente hay que inhalar profundo para conectar nuestra energía con nuestra mente y restablecer la armonía que siempre debemos de mantener presente.


Eres un ser maravilloso, TOMATE UN MOMENTO PARA TI.


Claudia “Prana Yoga” octubre 2010 recuperado de: http://www.pranayoga.com.ar/

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