Y me le quede viendo...
A la botella de agua posada en mi buro, a unos cuantos metros que la hacían inalcanzable a mis manos, estire una y
con todo el empeño de mi sed empecé a desear acercarla con la mente.
Que difíciles se tornan las cosas para las que no estamos
hechos…
Así se ha de sentir
la frustración de no poder atraer a una persona con la que deseas estar, o el
querer regresar el tiempo para cambiar algo, o el querer detener el tiempo
porque de plano ya ni la hace y te das cuenta de que siempre va demasiado rápido
sin tenerle piedad a nadie, sobre todo a los enamorados…
Lo bueno es que la imaginación no es difícil para aquellos
que nos empeñamos en crearnos locas historias que nos hagan pasar un buen rato,
sin embargo, por hoy solo escribo ésto ya que tendré que pararme por mi
botella.