Me ha pasado varias veces… antes de dormir es el mejor
momento para querer ponerle orden a mi vida, para querer apoyar a alguien o
para querer arreglar el mundo… acaso no me doy cuenta que el insomnio llega tan
fácilmente…
Un día antes de entrar a la escuela llega esa emoción en el
estómago entre nervios, felicidad y desilusión del final de las vacaciones. No puedes
dormir, das vueltas en tu cama, platicas con alguien poniéndose al día de las
cosas que han pasado. –¡Qué onda ya estoy de regreso en la ciudad, tenemos que
vernos pronto!-
Por fin puedes dormir y pareciera que acabas de cerrar los
ojos, que no dormiste nada y ruegas por unos minutos más de vacaciones. Llegas,
ves caras nuevas, caras conocidas, personal conocido que te sonríe en la
entrada y dice tu nombre –señorita Tania que tenga buen día- que mejor que
empezar el día con un buen saludo de un guardia. Van pasando las clases y al
final del día sigues sonriendo.
Los que llegan con esa actitud de: “tengo sueño”, “no quiero estar aquí”, “extraño tal o cual
lugar”… nos pasamos la vida extrañando algo o a alguien. Y no nos damos cuenta
que hay muchas personas que hay que disfrutar a nuestro alrededor.
En este regreso a clases, aprende, conoce personas, aprecia
a los profesores, disfruta las actividades extras, aprovecha las instalaciones
de tu escuela, busca aventuras nuevas.
Quédate con las personas que te hacen sonreír
Quédate con las personas que se preocupan por ti
Quédate con las personas que te aportan algo
Quédate con las personas que les gusta estar contigo
Quédate con las personas que les gusta hacer cosas
diferentes
Quédate contigo.
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